El presidente chileno Gabriel Boric anunció el martes 23 de agosto que se ha reimpulsado el debate en el Congreso Nacional de un proyecto de ley que reduciría la jornada laboral hasta alcanzar cinco horas semanales menos de trabajo en los próximos cinco años. Esta fue una de las promesas de campaña más destacadas del mandatario de centroizquierda.
Reducir la semana laboral de los trabajadores chilenos de 45 a 40 horas en cinco años, dejando intacto el salario.
Este proyecto de ley, presentado en el Congreso en 2017 por Camila Vallejo, entonces diputada comunista y actual portavoz del Gobierno, ha enfrentado diversas complicaciones y se encontraba paralizado.
Esto fue hasta este martes 23 de agosto cuando el presidente Gabriel Boric anunció su relanzamiento, dándole además «suma urgencia» para que sea debatido con prioridad en el Congreso. Se trata de una disposición de la Constitución que obliga a los legisladores a examinar un proyecto de ley cuando el presidente lo ordena.
Este proyecto, criticado por los conservadores y por parte del sector empresarial, pretende dar un respiro a los trabajadores del país sudamericano. «Creo que es el momento para cumplir (la promesa) no solamente porque muchos de quienes impulsamos este proyecto estamos en el Gobierno, sino porque veo mucha más gente presente, de distintos sectores», indicó Camila Vallejo.
Antes de aprobarlo o de rechazarlo, los legisladores tendrán que discutir una serie de modificaciones introducidas en el texto por el gobierno de Boric, entre ellas la ampliación de la reducción del tiempo de trabajo a los trabajadores de ciertas categorías especiales, como los conductores de transporte público y los empleados domésticos.
“Un proyecto que apunta al buen vivir”
«Este es un proyecto pro-familia, que apunta al buen vivir, y no me cabe ninguna duda de que estas mejoras son medios indispensables para acercarnos a un nuevo Chile que sea más justo e inclusivo», declaró el mandatario progresista en un acto en el palacio presidencial La Moneda este martes.
Entre otras novedades que el Gobierno incorporó al proyecto, se encuentra la gradualidad del recorte horario en un periodo de cinco años, lo que permitirá que «las diferentes empresas, según su realidad, vayan adaptándose a esta nueva jornada», explicó el presidente.
«Hay empresas que se han ido adelantando y han demostrado que a veces no se requiere de una ley para avanzar en mejor calidad de vida, sino también la disposición y diálogo social», añadió el jefe de Estado.
La iniciativa propone una disminución de 45 a 44 horas laborales a la semana durante el primer año de aplicación de la ley. La segunda reducción será hasta las 42 horas a partir del tercer año, mientras que el objetivo de 40 horas se alcanzará en el quinto año.
Otra de las modificaciones anunciadas este martes fue la reducción de 30 a 27 horas semanales de la jornada parcial y el establecimiento en el Código del Trabajo de un artículo «que permita el ingreso y salida diferido» para trabajadores que tengan a su cuidado menores de hasta 12 años.
Antes de decidir estas modificaciones, el gobierno chileno dialogó con los sindicatos y las federaciones de trabajadores, así como con los representantes de las pequeñas, medianas y grandes empresas. Boric precisó que su gobierno espera que el proyecto de ley sea votado y aprobado lo antes posible tanto por la Cámara de Diputados como por el Senado.
La reactivación de la normativa llega además a menos de dos semanas del plebiscito sobre la propuesta constitucional, que se votará el próximo 4 de septiembre.
Chile está muy por detrás de otros estados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en lo que respecta al tiempo de trabajo. Es, por ejemplo, el sexto país del mundo en el que los trabajadores pasan más tiempo en sus oficinas, por detrás de México o Costa Rica.
En comparación con un país como Francia, por ejemplo, los chilenos pasan de media más de 400 horas que los franceses en el trabajo y casi el 10% de los empleados permanecen en su puesto de trabajo más de 50 horas a la semana.
El proyecto de ley goza de un inmenso apoyo popular. Según una encuesta del año 2019, más del 75% de los chilenos apoya la reforma y más de dos tercios piensan que mejorará su productividad.