El pueblo chileno salió en masa a manifestarse la tarde del viernes 18 de octubre del año pasado. Fue un acto casi espontáneo, impulsado por el alza en las tarifas del transporte público de Santiago. Precisamente, en un primer momento, la capital chilena sirvió como el escenario donde la gente pudo expresar su descontento. El mismo escenario que luego se fue extendiendo a otras regiones del país.
Como consecuencia, hoy se tiene un movimiento social transversal, que abarca distintos rangos etarios, ciudades y clases sociales y que ha sumado una serie de reivindicaciones legítimas a sus demandas. Particularmente las que guardan relación con el alto costo de la vida, las bajas pensiones, el elevado precio de los fármacos y el precario estado de la salud pública. Pero es el rechazo generalizado a la clase política lo que ha permitido que este movimiento aún se mantenga vigente a cuatro meses de su irrupción.
Logros del movimiento social
La serie de manifestaciones a nivel nacional han puesto en jaque al Gobierno liderado por Sebastián Piñera. Como respuesta, el mandatario ha anunciado varias medidas como un intento por frenar el descontento. Las primeras fueron conocidas como Nueva Agenda Social y Agenda de Seguridad, las cuales buscaban impulsar mejoras relacionadas con las pensiones, la salud y los salarios, además de frenar los saqueos y los actos de vandalismo.
Sin embargo, el anuncio más relevante fue el que se hizo el 15 de noviembre, de forma conjunta entre el Gobierno y el Congreso, el cual adelantaba la realización de un plebiscito nacional en abril de este año para evaluar la posibilidad de redactar una nueva Constitución y cuál será el mecanismo que se utilizará para este fin. La realización del plebiscito permite anticipar un mes de marzo bastante intenso en cuanto a movilizaciones sociales.
Un marzo más movido de lo habitual
La cara más visible del estallido social han sido las múltiples manifestaciones que se han producido en torno a la Plaza Italia, rebautizada popularmente como Plaza de la Dignidad. La más masiva se llevó a cabo el 25 de octubre y congregó a cerca de 1,2 millones de personas sólo en Santiago. Desde ese momento, todos los viernes se producen marchas y movilizaciones, si bien durante el mes de febrero ha bajado la participación de gente, el periodo más intenso de manifestaciones se anticipa para marzo.
En efecto, para el 1 de marzo a las 20:30 horas se ha efectuado un llamado para un gran “cacerolazo” en las principales plazas del país. Para los días cinco y seis se esperan concentraciones en Estación Central y Macul, de hecho, ya se han pedido los permisos respectivos a la Intendencia de la Región Metropolitana. La marcha más importante se llevará a cabo el domingo 8 de marzo (conocido como “8M”), cuando se conmemore el Día Internacional de la Mujer. Un día después, para el 9 de marzo, la Coordinadora Feminista 8M hizo un llamado a huelga.
También se esperan manifestaciones para el 11 de marzo, día en que el Gobierno de Sebastián Piñera está de aniversario. En el mismo mes también habrá una movilización del pueblo Mapuche (20), además de manifestaciones por el Día del Joven Combatiente (29) y una marcha de ¡No + AFP! (31).
De esta forma, y pese a una menor convocatoria del movimiento social durante febrero, se espera que el estallido vuelva a retomar su fuerza a partir de marzo, lo que se considera como la previa del plebiscito por una nueva Constitución que se realizará en abril de este año.