El wolframio, también conocido como tungsteno, es un metal fascinante que ha capturado la atención tanto de científicos como de historiadores. Su nombre proviene del término alemán «baba de lobo», que alude a sus propiedades densas y pesadas, mientras que la denominación de tungsteno se traduce como «piedra pesada» en sueco. Este elemento, simbolizado como ‘W’ en la tabla periódica, fue descubierto por los hermanos españoles Juan José y Fausto Elhuyar en el siglo XVIII. A lo largo de la historia, su uso ha sido fundamental en diversas industrias, desde la fabricación de filamentos de bombillas hasta aplicaciones en la defensa militar, lo que lo convierte en un recurso estratégico en todo el mundo.
La historia del wolframio se entrelaza con conflictos bélicos, particularmente durante la dictadura de Franco en España, cuando el régimen vendió este mineral a Alemania, lo que otorgaba cierta ventaja militar a los nazis. Esta situación condujo a la ‘crisis del wolframio’, en la que las implicaciones económicas y estratégicas del mineral fueron puestas en tela de juicio. En la actualidad, el wolframio vuelve a estar en el centro del debate, ya que su inclusión en los 47 proyectos estratégicos de la UE resalta su relevancia en un contexto geopolítico tenso, donde la autosuficiencia se ha vuelto una prioridad en materia de recursos críticos.
El wolframio, clasificado dentro de los metales de transición en el grupo 6 de la tabla periódica, se encuentra junto a otros metales clave como el cromo y el molibdeno. Los minerales del grupo 3TG, que incluye estaño, tántalo, wolframio y oro, son regulados por normativas internacionales debido a su extracción frecuente en áreas de conflicto. Las características únicas del wolframio lo posicionan como el «elemento de la guerra», vinculado a la producción de munición y a aplicaciones militares. Las aleaciones que contienen wolframio son esenciales para la fabricación de armamento y estructuras resistentes, lo que refuerza su importancia en el sector de defensa.
Las propiedades físicas del wolframio lo hacen idóneo para una variedad de aplicaciones tanto bélicas como industriales. Con una alta densidad, se utiliza en la producción de munición perforante, mientras que sus aleaciones con tántalo son empleadas en armamento y en recubrimientos avanzados. Debido a su resistencia a altas temperaturas, también se encuentra en componentes de aeronaves y vehículos blindados, así como en la tecnología espacial. Las superaleaciones que integran wolframio son clave para el funcionamiento de naves espaciales, lo que demuestra su versatilidad y el valor crítico que tiene en la fabricación moderna.
Frente a la creciente demanda de wolframio en Europa, se proyectan siete proyectos de extracción y reciclaje en España. La ubicación estratégica de estos yacimientos en la región ibérica, conocida por su rica historia en la producción de wolframio, indica un repunte en la explotación de este mineral vital. Con el soporte de la UE y la inversión proyectada de 22 500 millones de euros, se espera que España recupere su posición como líder en la producción de wolframio en Europa. Las minas en Ciudad Real y Extremadura están preparadas para comenzar operaciones que no solo impulsarán la economía local, sino que también reforzarán la seguridad de suministro en un mundo donde la escasez de recursos vitales se está convirtiendo en un tema cada vez más crítico.