La energía eólica ha emergido como una de las fuentes más significativas de generación eléctrica en España, representando más del 23 % de la producción total del país. Este salto cuantitativo y cualitativo en el uso de energía renovable, liderado por la energía eólica y la fotovoltaica, ha reconfigurado el paisaje energético nacional. Sin embargo, la transformación de la energía cinética del viento en electricidad conlleva desafíos técnicos complejos, que se han intensificado con la modernización de los parques eólicos. La incorporación de un mayor número de aerogeneradores, junto con su aumento de tamaño y sofisticación, requiere de una gestión del mantenimiento que garantice la eficiencia y la rentabilidad de estas instalaciones.
Los costos operativos y de mantenimiento se convierten en elementos cruciales en la viabilidad de los parques eólicos, especialmente en aquellos ubicados mar adentro, conocidos como parques eólicos offshore. Estos gastos pueden superar el 30 % del coste total durante el ciclo de vida de las instalaciones. El desarrollo de parques eólicos flotantes, que ofrece nuevas oportunidades para el aprovechamiento de áreas marinas previamente inexploradas, introduce desafíos adicionales en la gestión del mantenimiento, obligando a los expertos a innovar en estrategias y tecnologías que aseguren la operatividad de estas modernidades energéticas.
La investigación en este ámbito se ha potenciado con el respaldo del Gobierno de España, que financia proyectos como FOWFAM, enfocados en el mantenimiento de parques eólicos flotantes. Los inconvenientes que enfrentan los aerogeneradores son variados, con fallos comunes en sistemas vitales como el de pitch, la caja de engranajes y el generador. Así, los ingenieros buscan formas de anticipar y mitigar estos problemas, alineando esfuerzos de optimización del mantenimiento con el análisis de datos que proporcionan las turbinas, lo que permite un diagnóstico más preciso y proactivo.
Para la recopilación de datos de rendimiento y estado de las turbinas, se emplean sistemas SCADA (Supervisory Control and Data Acquisition), que permiten monitorear y detectar fallos. Estos sistemas son fundamentales, pero no infalibles, ya que pueden dar lugar a situaciones donde se generan falsas alarmas, precipitadas por interferencias eléctricas u otros factores externos. Tal escenario plantea un interrogante inquietante: ¿quién controla a estos sistemas? Las falsas alarmas no solo generan costes adicionales, sino que pueden desviar la atención de problemas reales que requieran atención inmediata.
Con el objetivo de mejorar la precisión en la detección de fallos, investigadores están explorando el uso de la lógica difusa como herramienta para abordar estas preocupaciones. Este enfoque permite interpretar variables en un espectro más amplio, facilitando la clasificación de alarmas en función de su probabilidad de ser falsas. La implementación de la lógica difusa promete una mayor flexibilidad y ajuste en la supervisión de datos, lo que podría transformar la manera en que se gestionan los aerogeneradores, tanto en tierra como en el mar, mejorando así la eficiencia y minimizando costos operativos.