La situación humanitaria en Gaza se ha deteriorado drásticamente, con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtiendo que ha entregado sus últimos suministros a las cocinas que preparan comidas calientes. Con un agotamiento inminente de estos recursos en cuestión de días, las familias en la región se enfrentan a una crisis alimentaria sin precedentes. El PMA ha resaltado que si no se toman medidas urgentes por parte de la comunidad internacional, podría verse obligado a interrumpir la asistencia alimentaria vital, dejando a cientos de miles de personas sin un acceso mínimo a los alimentos.
La crisis se ha intensificado hasta alcanzar un nuevo punto de quiebre. Las cocinas comunitarias, que han sido la única fuente fiable de ayuda alimentaria para muchos, están operando a la mitad de su capacidad y sólo logran satisfacer una fracción de las necesidades diarias de la población. El cierre prolongado de fronteras ha impedido la entrada de suministros humanitarios y comerciales, lo que ha llevado a una agudización de la situación alimentaria y de salud para millones de gaenses, mientras que las panaderías han cerrado por completo debido a la falta de harina y combustible.
El lamento de las familias en Gaza también se ve agravado por el derrumbe de los precios de los alimentos, que han escalado un 1400% desde el último alto el fuego. Con más de 116,000 toneladas de ayuda humanitaria listas para ser distribuidas, la comunidad internacional enfrenta un dilema urgente: la necesidad de abrir corredores humanitarios para permitir que la ayuda llegue a quienes más la necesitan. Las organizaciones de ayuda, incluidas el PMA y la ONU, están pidiendo a todas las partes en conflicto que prioricen el bienestar de la población civil en Gaza.
El contexto de esta crisis no solo se manifiesta en el hambre, sino también en el aumento alarmante de la violencia de género. Las mujeres y niñas se enfrentan a riesgos todavía más graves en medio de la desolación y la privación. El Fondo de Población de la ONU ha instado a la comunidad internacional a prestar atención a las condiciones extremas que enfrentan estas poblaciones vulnerables, muchas de las cuales son víctimas de violencia sexual y explotación. Sin recursos y en un entorno de creciente peligro, estas mujeres y niñas carecen de la protección básica que necesitan.
En el último mes, alrededor de medio millón de personas han sido desplazadas, lo que ha llevado a un colapso total de los servicios básicos en la región. Las condiciones en los refugios temporales son deplorables, con un acceso limitado a agua potable y atención médica. La destrucción de infraestructura humanitaria, incluida la maquinaria utilizada para llevar a cabo rescates y operaciones de limpieza, complica aún más la situación. A medida que los niveles de violencia se elevan tanto en Gaza como en Cisjordania, la comunidad internacional enfrenta un reto inminente para evitar que la crisis humanitaria se agrave aún más.