El mundo sigue con expectación cómo evoluciona el coronavirus en territorio chino. Mientras el número de contagiados asciende, existe preocupación por el impacto que esta epidemia podría tener no sólo en la salud de los habitantes del país asiático (y en la de varios lugares del mundo), sino también en el efecto negativo que podría ocasionar en la economía global.
Una cosa ha quedado clara: el cobre ha registrado una seguidilla de doce sesiones consecutivas de caídas hace dos semanas, lo cual ha sido considerado como la peor racha de pérdidas que se tengan registros desde 1971. Esto ha generado inquietud respecto a las probabilidades de crecimiento de China, el principal consumidor de cobre en el mundo.
Aunque es muy probable que la cifra varíe con el transcurso de los días, se estima que la tasa de mortalidad del coronavirus actualmente fluctúa entre el dos y el tres por ciento. Como referencia, la gripe estacional típica mata a menos del 0,1% de quienes se contagian. Como antecedente histórico, el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS) tuvo un índice de mortalidad entre el 10 % y el 15 % en 2003, cifra cercana a lo ocasionado por la gripe española en 1918.
Impacto en el mercado chino
Teniendo en cuenta las cifras anteriores y entendiendo que el coronavirus se percibe menos letal que las otras enfermedades mencionadas, vale la pena cuestionarse por qué existe tanto temor en torno al coronavirus y cómo se justifica su alto impacto en los mercados, particularmente en el cobre.
De acuerdo a lo que señalan los expertos de Capitaria, la explicación pasa por la trascendencia que tiene China actualmente para el mundo, los mercados y el consumo de commodities en relación a lo que ocurría en 2003 cuando ocurrió la propagación del SARS. Como ejemplo, en aquel momento, el país asiático representaba el 6,6 % del consumo total de petróleo, mientras que hoy esa cifra gira en torno al 13,5 %.
Otros datos: en 2003, el consumo de acero por parte de China llegaba al 22,6 % del consumo global. Hoy asciende al 47,5 %. Lo mismo ocurrió con la demanda de cobre por parte del mercado chino, la cual alcanzaba el 17,8 % del consumo a nivel mundial, mientras que hoy ese número llega al 53,3 % del consumo global, lo cual podría seguir viéndose afectado si la expansión del coronavirus se mantiene.
A propósito del SARS, en aquel año (2003), el crecimiento del PIB chino cayó al 3,4 % en el segundo trimestre, pero volvió a subir al 15,7 % en el tercer trimestre, lo que significó un impacto total del 1 % menos durante ese año en relación a cuando no existía el virus. Por esta razón, desde Capitaria aseguran que, si bien el coronavirus tendrá un impacto en una menor actividad económica, también resultará interesante conocer por parte de las autoridades chinas el impacto que tendrá en las proyecciones de crecimiento de este año.
Qué esperar
Es evidente que las guerras, los conflictos geopolíticos o las amenazas a la salud pública ocasionan efectos en la economía a corto plazo, pero también ha quedado demostrado que esto se ha logrado recuperar con cierta rapidez. Por lo mismo, si la tasa de crecimiento de nuevos infectados con el coronavirus llega a un punto de inflexión, los mercados deberían considerar menos este riesgo y enfocarse en las perspectivas de fondo para el crecimiento.
Los expertos de Capitaria creen que esto debería tener un impacto muy positivo para el cobre, y el comportamiento de este material servirá nuevamente de referencia al momento de invertir.