Existe consenso generalizado de que el planeta enfrenta una severa crisis ecológica, probablemente la más grave de la historia. Los pesimistas se atreven a aventurar que la Tierra hace largo rato se encuentra en un punto de no retorno, todo por culpa de nuestro comportamiento irresponsable y egoísta. La buena noticia es que somos los únicos que podemos salvar el hogar que habitamos.
Para conseguir aquello es necesario realizar cambios drásticos en nuestra forma de vida, particularmente en la manera que tenemos para alimentarnos. Se ha demostrado que la alimentación sana ayuda al planeta. De hecho, se estima que un giro hacia una alimentación más sana y sustentable reduciría la emisión de gases contaminantes en un 72 por ciento. Algo no menor y que hay que tener en cuenta.
Más vegetal, menos animal
De acuerdo a datos de Greenpeace, la ganadería es responsable del 14,5 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, una cifra similar a las emisiones provenientes de todo el transporte mundial en conjunto. El consumo desmesurado de carne a nivel planetario tiene una incidencia clave en el incremento del cambio climático, considerado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como la principal amenaza que enfrenta la humanidad.
Por lo mismo, la recomendación es a elegir más productos de origen vegetal, por sobre los de origen animal. Así, el llamado es a incluir más frutas, verduras, legumbres, semillas y frutos secos en nuestra dieta. Todos estos pasos tendrán un tremendo impacto positivo en nuestra salud y en la del planeta.
Optar por alimentos vegetales como las legumbres, significa que se utilizan menos recursos naturales en su producción y los aportes al organismo son infinitos. Lo más relevante es una disminución en la huella hídrica de los alimentos. Si se reduce la ingesta de carne y se aumenta la de vegetales, el consumo de agua en la producción alimentaria podría bajar entre un 11 % y un 35 %.
Fin al desperdicio de alimentos
Producir comida para alimentar a la población del planeta significa un enorme gasto de recursos, por lo mismo, resulta preocupante y hasta indignante ver la cantidad de productos que acaban como desperdicio. De los alimentos que se producen a nivel mundial, un tercio termina en la basura, una irresponsabilidad si se considera la cantidad de agua y energía que participan durante el proceso productivo. Una alimentación más sustentable considera aprovechar bien los suministros, reduciendo el desperdicio y el efecto negativo en la Tierra.
Disminuye los procesados
Elegir alimentos naturales por sobre los procesados resulta beneficioso para la salud, al mismo tiempo que se convierte en una elección ecológica que ayuda a salvar el planeta. Los alimentos procesados consumen más recursos durante su elaboración y están asociados a un mayor impacto ambiental, pues necesitan embalajes y envases que permitan su distribución. Esto muchas veces implica el uso de materiales contaminantes, particularmente de plástico, el cual es considerado como uno de los elementos más tóxicos para la biodiversidad.
Así, salvar el planeta requiere del trabajo comprometido de científicos y autoridades de los distintos países del mundo, pero también del esfuerzo colectivo de todos nosotros. Pareciera que funcionaría con decisiones sencillas, pero que pueden marcar la diferencia, como elegir una alimentación más sana y sustentable, reduciendo el impacto negativo en un planeta que está cada vez más cerca de la agonía.