La última obra de Costa-Gavras, titulada **El último suspiro – Punto y final**, nos sorprende tanto por su profundidad temática como por la venerable edad de su director, quien a sus 91 años ha creado un film que reflexiona sobre la dignidad ante el final de la vida. Basada en el libro de Régis Debray y Claude Grange, esta película se sitúa en un contexto emocional que resulta más que pertinente en la actual sociedad, brindando una perspectiva íntima sobre el inevitable desenlace de nuestra existencia. Con una narrativa que parece casi autobiográfica, **El último suspiro** se posiciona como una pieza de antología, cautivando a la audiencia con su emotiva representación del ciclo vital.
Por su parte, **Ash** ha sido objeto de comparaciones inmediatas con otros films como **Mandy** y **Horizonte final**, especialmente en el estilo narrativo y visual que propone su director, Flying Lotus. A pesar de presentar una concepción del horror que puede resultar intrigante, la película se siente limitada por no haber abrazado con mayor audacia un enfoque formal novedoso. La falta de riesgo estético en **Ash** opaca su potencial, llevando a los críticos a sugerir que un estilo más radical podría haberla elevado a un nivel similar al de las impactantes obras de Panos Cosmatos.
La llegada de **Until Dawn** marca un hito en el género del terror interactivo, recordando a clásicos como **Destino final** y rescatando la tendencia de los bucles temporales. Con su premisa cautivadora, la película se aprovecha de la popularidad de este subgénero, que ha visto un auge tras el éxito de **Al filo del mañana**. Esto lleva a la reflexión sobre cómo el cine, a veces, se queda atrás en cuanto a innovaciones narrativas, y **Until Dawn** parece casi un comentario tardío en una conversación que debería haberse comenzado antes. Su enfoque en la estructura temporal ofrece oportunidades narrativas emocionantes que podrían haber sido exploradas más a fondo.
En el ámbito de las series, **Hal y Harper** se erige como un relato conmovedor que examina los lazos familiares a través de los ojos de dos jóvenes que luchan por dejar atrás el trauma de la pérdida de su madre. Este triángulo afectivo se volumina con la presencia del padre distanciado, aportando una capa de complejidad emocional que resuena profundamente con la fragilidad de la madurez. La serie plantea preguntas sobre el amor, el duelo y la dificultad de crecer cuando las sombras del pasado siguen presentes, convirtiéndose en un relato evocador sobre la búsqueda de conexión en medio del dolor.
Finalmente, se estrena **El contable 2**, que se perfila como una secuela más para el olvido. La película reitera el mundo del protagonista, pero ¿quién realmente recuerda el primer filme con claridad? Este tipo de obras generan una sensación de déjà vu en el espectador, siendo más un ejercicio de marketing que una aportación significativa al canon cinematográfico. Mientras tanto, otros títulos como **Yellowjackets** o las prometedoras producciones que se presentan a través de tráileres, como **La canción** y **La fuente de la eterna juventud**, mantienen viva la esperanza de que haya en el horizonte producciones con un enfoque más innovador y que logren captar la atención del público.