Un emocionante hallazgo del rover Curiosity de la NASA en Marte ha capturado la atención del mundo científico, al revelar la presencia de componentes ácidos grasos en el Cráter Gale. En las dos últimas décadas, la NASA ha enviado cinco vehículos robóticos al planeta rojo con la intención de entender mejor los procesos físico-químicos e incluso biológicos que allí ocurrieron. La evolución de las técnicas de análisis ha permitido que estos rovers no solo sean exploradores, sino también auténticos laboratorios de muestras sobre ruedas, haciendo de esta última descubrimiento un verdadero punto de inflexión en la exploración marciana y la búsqueda de vida en otros mundos.
Los investigadores están particularmente emocionados por el descubrimiento de moléculas orgánicas en las rocas antiguas, que proporcionarían evidencia de la habitabilidad pasada de Marte. A través del instrumento de Análisis de Muestras a bordo del Curiosity, ya se habían detectado compuestos orgánicos clorados y azufre en las rocas sedimentarias del Cráter Gale. Sin embargo, el nuevo estudio liderado por la astrofísica francesa Caroline Freissinet destaca que se han encontrado los compuestos orgánicos más grandes jamás identificados en Marte, cruciales para la estructura de las membranas celulares. Se han detectado alcanos como el decano (C₁₀H₂₂), undecano (C₁₁H₂₄) y dodecano (C₁₂H₂₆) en un núcleo de roca denominado Cumberland, lo que podría sugerir que el planeta rojo pudo haber albergado formas de vida en entornos hidrotermales en el pasado.
Para identificar estos compuestos, los investigadores utilizaron un procedimiento analítico optimizado mediante el SAM (Análisis de Muestras en Marte), que facilitó la detección de estas moléculas más grandes. Estudios realizados en laboratorios terrestres respaldan la teoría de que los alcanos detectados pudieron haber permanecido en la roca en forma de ácidos carboxílicos de cadena larga, los cuales son compuestos orgánicos fundamentales en la estructura de las membranas celulares. Este descubrimiento subraya el potencial de Marte para preservar rastros de vida pasada.
A pesar de que las primeras sondas Viking descubrieron un ambiente extremo en la superficie marciana, donde la radiación ultravioleta degrada rápidamente la materia orgánica, mapas extensivos realizados por sondas como el Mars Global Surveyor han permitido identificar regiones de gran interés geológico y astrobiológico. El Cráter Gale y el Cráter Jezero, actualmente en la mira del rover Perseverance, son ejemplos de áreas donde podría haberse preservado materia orgánica antigua. Con el hallazgo de arcillas y silicatados hidratados, se abre la posibilidad de que esas moléculas orgánicas, potencialmente de organismos antiguos, hayan permanecido protegidas durante milenios en el entorno marciano.
Aunque solo se han encontrado alcanos de cadena larga, esto no descarta la existencia de moléculas orgánicas más complejas en las muestras analizadas. La NASA advierte que el instrumento SAM tiene limitaciones para llevar a cabo estudios detallados como los que se podrían realizar en laboratorios en la Tierra. Aun así, la existencia de estos compuestos sugiere una complejidad orgánica resultante de procesos inorgánicos en ambientes hidrotermales, lo que resalta la importancia de Marte en la comprensión del origen de la vida. Con la esperanza puesta en futuras misiones y el posible retorno de muestras del rover Perseverance, los científicos se mantienen optimistas sobre las revelaciones que el planeta rojo aún tiene para ofrecer.